Al igual que ofrece ventajas, Internet trae inconvenientes a los músicos y a las discográficas. Uno de los principales es la piratería, que consiste en descargarse música desde internet sin pagar por ella. Algunos de los lugares más conocidos de descarga son Emule y Ares.
Emule es un programa para intercambio de archivos con sistema P2P, una red que no tiene clientes ni servidores fijos, sino una serie de nodos que se comportan simultáneamente como clientes y como servidores respecto de los demás nodos de la red. Es una forma legal de compartir archivos de forma similar a como se hace en el email o mensajeros instantáneos, sólo que más eficiente. Se usan muy a menudo para compartir toda clase de archivos que contienen: audio, video, texto, software y datos en cualquier formato digital.
Surgió como alternativa al programa eDonkey, una red de intercambio de archivos, que pronto quedó eclipsado por el primero y ya no se usa.
Ares usa el mismo sistema de intercambio que Emule pero posee velocidades de descarga y búsquedas superiores a las de otros clientes P2P, además de conectar rápido a la red.
Estos sistemas de pasar archivos han abierto un gran debate ya que, por un lado, los autores consideran que está mal porque las personas que descargan esos ficheros no pagan por ellos. Y los usuarios opinan que, ya que son archivos suyos, no se puede limitar lo que hacen con ellos.
Además en España se paga un canon digital, que es una tasa aplicada a diversos medios de grabación y cuya recaudación reciben los autores, editores, productores y artistas, asociados a alguna entidad de gestión de derechos de autor, en compensación por las copias que se hacen de sus trabajos.
En definitiva, yo opino, que las discográficas deberían bajar los precios abusivos de los discos y aprovechar la difusión de música por Internet a su favor en vez de poner un impuesto por los derechos de autor.